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08/03/2005 Rassigna de s'imprenta - "Gara-Euskalerria"

Bascu in Parlamentu? Pro como pagu e nudda

de Jesus Maria Agirre Berezibar

Pubblicaus una lìtera de Jesus Maria Agirre Berezibas, ghiadore de su servitziu de tramudu de su Parlamentu Bascu chi faet una relata in castillanu de cando, cantu e comente sa limba euskera dda impreant in sos istamentos de s'Euskadi. Su funtzionariu denuntziat chi, foras de calincunu partidu o òmine polìticu, sa limba basca est pagu tratada in s'aula parlamentare. Est prus che àteru unu sìmbulu, una pandela polìtica. Sos nùmeros sunt craros: in su 2001 su 18%; in su 2002 su14%; in su 2003 su 9%; e in su 2004 infinis su 10%. Meda de prus de sa Sardigna (chi est a percentuales de 0,01), ma deludente po s'Euskadi. "In finitia, dudo chi esistat una voluntade verdadera de criare una aministratzione funtzionale bilimbas - congruet Berezibas - e arrespetu po sa comunidade chi foeddat in euskera". 

Sighit cun su testuintreu in ispanniolu





Jesus Maria Agirre Berezibar - Jefe del Servicio de Traducción del Parlamento Vasco
Parlamento Vasco y euskera

Escribo este artículo desde mi condición de funcionario euskalzale del Parlamento Vasco, no desde ninguna óptica política, aun cuando el asunto tiene también derivaciones políticas. Finalizada ya la séptima legislatura, podemos preguntarnos: estos cuatro años, ¿ha avanzado el euskera en el Parlamento? No encuentro muchos motivos para la ale- gría, por lo que considero mi deber denunciar una serie de cosas, como condición previa a su solución.



1) Parlamentarias y parlamentarios


Estos dos últimos años el euskera ha retrocedido un poco en el uso oral, que era ya bastante pobre (datos de plenos: 2001, 18%; 2002, 14%; 2003, 9%; 2004, 10%). Se ha instalado cierta relajación respecto del euskera, que deja a la vista la debilidad e incoherencia de ciertos planteamientos. Entre los parlamentarios ha habido tres actitudes respecto del euskera: a) postura militante: se interviene siempre en euskera (con carácter casi general, Batasuna y EA); b) postura bilingüe: se interviene en euskera y castellano, en función de temas, interlocutores o partes del discurso (algunos de PNV e IU); c) postura de marginación: se interviene únicamente en castellano (con carácter prácticamente ge- neral, PP eta PSE).
Para toda lengua la prueba del algodón radica en su uso escrito: es el ámbito clave para su desarrollo y expansión profesional, da el retrato preciso de su valor y rango social. Durante la pasada legislatura ha habido dos posturas en el Parlamento: a) postura militante: los escritos se presentan únicamente en euskera (Batasuna); b) postura de margina- ción: los escritos se presentan únicamente en castellano (resto de partidos). Llama la atención un dato, comparado con el uso oral: la lengua escrita de los grupos del Gobierno ha sido únicamente el castellano.

A la vista de estos datos, me atrevo a plantear las siguientes consideraciones para el futuro próximo:

El uso alternativo de las dos lenguas en las intervenciones orales revela muchas veces actitudes meramente testimoniales, y pienso que el euskera requiere planteamientos más firmes y coherentes para su desarrollo y normalización. Por otra parte, nada impide a los grupos parlamentarios hacer uso de ambas lenguas en sus escritos; en este sentido, no entiendo por qué la lengua escrita del poder tiene que ser siempre y únicamente el castellano. ¿O es que se quiere relegar el euskera escrito para los traductores y para los euskalzales alejados del poder?

No utilizar el euskera supone en la práctica favorecer la inercia sociolingüística. Si queremos que el eus- kera sea un elemento identitario y de cohesión de nuestra sociedad, debemos adoptar posturas más positivas e integradoras. Incurre en contradicción el partido que achaca a otros la provocación de fracturas sociales, o dice estar a favor del bilingüismo, o proclama que el euskera es de todos, pero luego su práctica lingüística es siempre y únicamente en castellano. Eso se llama inmovilismo interesado.

Se ha aprobado en el Parlamento la ley de igualdad de hombres y mujeres, que ha establecido unas cuotas en las candidaturas electorales. ¿Y por qué no se establecen también cuotas en relación con el euskera? ¿Se ha tenido en cuenta el euskera ­gente capacitada para su uso oral y escrito­ a la hora de confeccionar las candidaturas? ¿O vamos a seguir igual otros cuatro años? ¿Se ha planteado que el personal de los grupos parlamentarios deba ser capaz también de trabajar en euskera?

Es necesario ir contra la inercia y plantear dinámicas más militantes, nue- vos modelos de actuación. ¿Nuestros políticos son conscientes de esta necesidad? No podemos cruzarnos de brazos esperando que las generaciones futuras cambien el curso de las cosas. Nuestra generación debe suponer un punto de inflexión y romper con las hábitos heredados, implicándose personalmente en ello.



2) La administración parlamentaria


Puede decirse que la administración parlamentaria ha avanzado bastante en tecnología y medios materiales, pero poco o casi nada en adaptación organizativa y de recursos huma- nos. Transcurridos veinticinco años desde su creación, la administración parlamentaria no cuenta aún con un plan de euskera. Es urgente su elaboración, pero no puede tratarse de un plan endeble, menguado por raquíticos índices de obligatoriedad. En mi opinión, el Parlamento debe plantearse objetivos superiores a la media social, porque se trata de una institución importantísima, debe servir de ejemplo y acicate para la sociedad y cuenta además con una plantilla reducida.
Estos cuatro años se ha elaborado un plan estratégico para la renovación administrativa, que ha generado frustración y desconfianza en la plantilla. Sin embargo, es necesario crear una administración moderna y funcional, y es necesario que se trate de una administración auténticamente bilingüe, por lo que el euskera debe convertirse en lengua de trabajo, con todas las consecuencias. Se gastan grandes sumas en innecesarias traducciones de los diarios de sesiones y, en cambio, se dilata continuamente la contratación de un técnico de normalización lingüística. En la actualidad el Parlamento está dirigido prin- cipalmente por los letrados (letradocracia), que en la práctica o apenas plantean cambios o los bloquean. En consecuencia, prima la improvisación, el parcheo o el inmovilismo, dilatando la implantación de nuevas dinámicas. Si en veinticinco años no han erigido una administración bilingüe en la casa, ¿van a comenzar ahora, por ejemplo, a dictar actas en euskera?

En definitiva, dudo que exista auténtica voluntad para crear una administración funcional bilingüe, impulsora de dinámicas pioneras. Y eso no se consigue po- niendo traductores, se necesita algo más: ideas claras (creer en una administración bilingüe que trabaje también euskera) y voluntad firme (impulsada por la convicción o, al menos, por el respeto a la comunidad vascoparlante). La próxima legislatura ¿nos deparará más motivos para la alegría? -

A segus